16 de marzo de 2010

Historias de dragones II





La autoestima del dragón andaba por los suelos,había perdido el apetito y ya no le apetecía devorar a nadie A cada poco,  sus fauces exalaban pequeñas llamitas azuladas a modo de suspiros. Sus enormes alas de dragón de cuento escasamente le elevaban un metro sobre el suelo las pocas veces que intentaba desplazarse de un sitio a otro. Y todo desde que irrumpió en su vida, enamorándole, aquella damita disfrazada de monje que le ignoraba y sin ningún tipo de miedo paseaba ante él todos los días inmersa en la lectura de los cuentos de un tal Monterroso.

3 comentarios:

  1. Pobrecito dragón con el corazón roto. Cruel damita...

    Suerte.

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  2. Tal vez la damita pretendia descubrir como transformarse en drangona, para conquistar a quien tanto la observaba. Un besito

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  3. Dos versiones, fantástico. Un beso a ambos, Pietror, Cele.

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